martes, 14 de enero de 2014

EMPEZANDO POR EL PRINCIPIO - Por: Rafael Angel Perez



Apenas estoy ajustando la agenda del nuevo año. En un abrir y cerrar de ojos veo que se fue la mitad del primer mes del 2014. Honestamente me asombra que los días siguen su curso y no se detienen a esperar por mis decisiones. Me entusiasma tanto lo que se viene que estoy pensando por donde debo empezar, y tengo que confesar que a veces me abruma demasiado el pensar cómo hacerlo.

Con sinceridad acepto que en los próximos meses tendré que enfrentar desafíos que me harán más fuerte; que fortalecerán mis debilidades pero a la vez me harán sufrir. Aunque no lo quiera aceptar, hay procesos que no los puedo detener. Existen consecuencias que no puedo evitar. No siempre podré evitar la tristeza o la angustia. Debo estar listo para que lo que pueda llegar saque de mí lo mejor sin temor al dolor de la transformación. Hay acontecimientos que son el desenlace final de sucesos del pasado y que por más explicaciones que busque no las encontraré. ¿Cuál será mi actitud? ¿Detenerme y murmurar o respirar y seguir adelante?

Hace unos días escuchaba que alguien decía “este año nuevo es la continuación del viejo anterior”. Conduciendo a mi casa pensaba en el planteamiento que había escuchado antes de abandonar mi escritorio en la oficina. ¡Es muy cierto! Un nuevo año debe ser el curso de lo que iniciamos en el anterior. Estoy convencido que es la nueva oportunidad de terminar lo que dejamos pendiente por razones justificadas o no.

Haya sido por mi causa o por la de otros, no tengo tiempo que perder porque se me va la vida en las pausas, en los reclamos o en los cuestionamientos. Por otro lado la actitud positiva llena de entusiasmo es la clave para el fracaso o el éxito ante el problema o situación que llegará seguramente.

La preparación y planificación son vitales para obtener al final del año lo que pensé e imaginé al inicio del mismo. Decidiré terminar con todo lo que me limita y desgasta mis reservas de energías. Retomaré lo que he dejado pendiente hace mucho tiempo y con la ayuda divina lo completaré. Venceré el temor y la vergüenza. Ellas serán como una catapulta que me impulsarán para llegar a la realización de mi propósito. Seré inspirado para dejar de existir y de una vez vivir plenamente bajo la gracia y el favor del Creador de mi ser.

En el caminar encontraré gozo y llanto; resplandor y oscuridad; seguridad y ansiedad; ánimo y pereza, pero con todas mis fuerzas gritaré como Jabes: “«Bendíceme y ensancha mi territorio; ayúdame y líbrame del mal, para que no padezca aflicción.» Y Dios le concedió su petición (1ra Crónicas 4:9-10 NVI).

Es el momento de hacer borrón y cuenta nueva. De no mirar más por encima del hombro. ¡Ha llegado la hora de empezar por el principio!

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