¡No puedo comer chocolates!, “El pan engorda”, “No más arroz ni comidas después de las seis de la tarde” “Empecé la dieta”, “¡Al gimnasio!”; te presento las frases más populares del comienzo de año. ¿Te suena familiar? probablemente sí.
Una de las resoluciones de año nuevo más popular es la pérdida de peso. Jóvenes y adultos por igual sin importar si realmente necesitan o no perder peso, se embarcan en esta saga año tras año. Cuidar tu figura y por ende tu salud es bueno. De hecho es buenísimo. El problema es que tenemos la tendencia de enfocarnos en solo un área de crecimiento, y lo ideal es cuidar nuestros pensamientos y nuestra vida espiritual con el mismo ahincó.
La Biblia, el manual de instrucciones por excelencia y palabra de Dios nos dice que “el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera” (1 Tim. 4:8). Me llama la atención que Pablo no dijo que el ejercicio no sirve de nada, sino que sirve de poco, sin embargo la piedad “para todo aprovecha”.
Al tomar la decisión de empezar un nuevo año con metas claras deberíamos incluir aquellas que nos van a rendir provecho en todo. No tan solo preocuparnos por cuidar nuestra parte externa sino también la parte interna de nuestro ser. Un cuerpo fabuloso con una personalidad privada de empatía, compasión, perdón o generosidad no es una buena combinación. También el otro extremo es malo descuidar tu salud corporal puede acarrearte serias consecuencias y acortar las fuerzas que necesitas para cumplir tu labor. Buscar el balance entre todas estas cosas nos catapulta a la salud integral.
Incluye en tus metas un ejercicio de todas las metas que te harán crecer, aquellas que te elevaran a nuevos niveles espirituales y corporales. Unido a tu régimen de ejercicio determínate a leer la Biblia, servir en tu iglesia local, donar tu tiempo libre a causas de ayuda al prójimo, y buscar a Dios en oración como nunca antes.
Conocerás un nuevo nivel de éxito. Estarás entrenándote para ganar la más valiosa carrera de tu vida, la que te prepara para la vida eterna.
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