Mejorar el sueño es posible curando el origen del problema, ya sea con medicina tradicional u homeopática.
Investigaciones de la Escuela de Medicina de Harvard en Boston, EE.UU., sostienen que a medida que se envejece se vuelve un poco más difícil conciliar el sueño y permanecer dormido. Pero a pesar de que los patrones de sueño cambian, la necesidad de dormir no lo hace.
“Al igual que la dieta y el ejercicio, una buena noche de sueño es esencial para una buena salud, para mantenerse alerta y lleno de energía, y para la construcción de las defensas del cuerpo contra las infecciones, las enfermedades crónicas, e incluso enfermedades del corazón”.
Sin embargo, agrega, que para poder dormir hay que leer acerca de los hábitos y las condiciones que roban el sueño tranquilo. Y lo más importante, aprender qué se puede hacer para volver a disfrutar de la satisfacción de una noche de sueño reparador.
Para el neurólogo Enrique Díaz Calderón, el sueño es una función compleja del cerebro. Se lo considera como un estado activo durante el cual se desarrollan procesos fisiológicos (neuroquímicos principalmente) en diversas regiones de este órgano, que suelen estar asociados con un mejor desempeño al día siguiente si se ha obtenido una buena calidad y cantidad de sueño.
Refiere que un tercio de las personas padecen de insomnios intermitentes, mientras el 12% suelen tener episodios de excesivo sueño diurno. Las alteraciones de este pueden ser por déficit, exceso o por estar acompañadas de diversos fenómenos (eventos motores a veces complejos o verbales que ocurren durante el sueño, o en la transición entre sueño-despertar).
“Las causas pueden ser múltiples tanto alteraciones en los mecanismos que intervienen en el sueño por causa neurológica como enfermedades sistémicas o psiquiátricas”.
Datos de la Escuela de Medicina de Harvard también dicen que un número creciente de estudios ha relacionado el déficit de sueño a largo plazo a los problemas de salud significativos. Una persona que no duerme lo suficiente, por ejemplo, se hace más propensa a ganar peso, porque tiende a alterar las hormonas que controlan el hambre y el apetito. Además un informe publicado en la revista Diabetes Care, dice que “las personas que tienen insomnio durante un año o más y que duermen menos de cinco horas por noche tienen un riesgo tres veces mayor de diabetes tipo 2 en comparación con aquellos que no tienen problemas de sueño y que duermen seis horas o más cada noche.
Asimismo, según la revista Sleep, se encontró que la presión arterial alta era tres veces y media mayor entre quienes habitualmente duermen menos de seis horas por noche en comparación con los durmientes normales que lo hacen seis horas o más cada noche.
Incluso, algunos estudios han relacionado la falta de sueño a corto plazo con varios factores de riesgo conocidos para la enfermedad cardiaca, incluyendo los niveles más altos de colesterol, niveles más altos de triglicéridos y presión arterial más alta.
Además, un nuevo estudio dirigido por Chun Ting Au, de la Universidad China de Hong Kong, dice que los niños que no duermen lo suficiente de noche podrían experimentar un ligero aumento en la presión arterial el día siguiente, aunque no tengan sobrepeso ni sean obesos.
“Apenas una hora menos de sueño por noche llevó a un aumento de 2 milímetros de mercurio (mm/Hg) en la presión arterial sistólica, que mide la presión de la sangre cuando se mueve por las arterias, y una hora menos de sueño nocturno también condujo a un aumento de 1 mm/Hg en la presión arterial diastólica, esta mide la presión en descanso en las arterias entre un latido cardiaco y otro”.
Curar para dormir
Para el médico homeópata Felipe Barriga, si una persona no está comiendo o no está durmiendo es porque está enferma. Él considera que no hay que darle sedantes para que duerma, sino curarla para que duerma.“Hay que ver qué pasa dentro de lo físico y de lo anímico, porque todo está relacionado. Por ejemplo, problemas en la infancia, muchas preocupaciones, si hay desequilibrio por sufrimiento, pena, mucho estrés, rencor, abandono, por un exagerado orgullo, si le ha ido mal en el trabajo, por temor al fracaso o por una profunda inseguridad. “Si no se cura esta parte no podrá dormir nunca”.
Díaz refiere que las personas que no pueden dormir deben someterse a exámenes para diagnosticar el problema, pero que dependerá de cada paciente. Por lo general se piden los de sangre completos que incluyan hormonas tiroideas y la Polisomnografía, que consiste en un registro electroencefalográfico con datos de respiración, ritmo cardiaco o tono muscular, entre otros.
¿Qué hacer?
Calderón explica que el tratamiento para dormir bien suele depender de lo que el paciente presente. Un buen manejo es comenzar con una buena higiene de sueño (no fumar, no beber alcohol, ni café, té o chocolates, tampoco usar drogas estimulantes, evitar medicamentos que alteren el sueño, no ver la televisión en cama.Además, dice, la técnica aprobada por la Academia Norteamericana de Medicina de Sueño, es la llamada terapia cognitiva y de comportamiento, que consiste en dar sesiones en las que le enseñen al paciente a un buen control de estímulos y relajación-meditación para aliviar la tensión o abolir pensamientos que lo mantienen alerta, entre otros.
Barriga cree que los medicamentos químicos para dormir hacen más daño que bien. “El paciente duerme, cierra los ojos, pero se levanta sin haber tenido un sueño reparador, entonces en 15 días sienten depresión, sumada a la adicción a cualquier droga que tome. Pero el remedio homeopático, que hay al menos unos 5 mil, cura el origen del problema”. (S.M)
Recomendaciones
La Agencia de Alimentos y Drogas de los EE.UU. (FDA) sugiere las siguientes recomendaciones para dormir mejor:• Acuéstese y levántese a la misma hora todos los días.
• Duerma en una habitación oscura y silenciosa.
• Evite la cafeína y la nicotina.
• No beba alcohol antes de acostarse.
• Antes de acostarse, haga algo que lo ayude a relajarse.
• Evite hacer ejercicio antes de la hora de acostarse.
• No duerma la siesta después de las tres de la tarde.
• No coma mucho antes de acostarse.
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