viernes, 17 de enero de 2014

PERSEVERANCIA Y FE



Aunque en diciembre de 1903 los hermanos Wright lograron que un aeroplano despegara del suelo por unos breves momentos; hoy en día hay aviones más grandes y pesados que pueden mantenerse por muchísimo más tiempo en el aire.


Quizás estos dos hermanos considerados como los pioneros de la aviación, creyeron que el viento tenía que estar a su favor para despegar, hoy está comprobado que un aeroplano necesita del viento en contra para elevarse. 


De haber tomado en cuenta éste detalle, quizás el vuelo experimental de 1903 habría durado mucho más.

Existen muchas personas que toman una actitud similar cuando tratan de empezar un nuevo proyecto, esperando que el viento esté a su favor para llevarlo a cabo.

 
Eclesiastés 11:4 dice: “El que mira al viento, no siembra, y el que mira a las nubes, no cosecha”. 

 
En nuestros días, existe una gran cantidad de personas que esperan que el viento sople a su favor para empezar algún proyecto nuevo, quizás esa sea la razón por la cual hoy tenemos ministerios, empresas y visiones que aún no han iniciado, solo porque se considera que no se cuenta con todo lo necesario a favor para empezar. 


Cuando una persona espera tener todas las circunstancias a favor para comenzar un nuevo proyecto, corre el riesgo de perder su oportunidad de hacer algo mucho más grande. 


Una persona con determinación, no espera el clima perfecto para salir a sembrar, no espera tener todos los recursos para empezar su visión, no espera tener todo a la mano para comenzar un proyecto y no espera tener el viento a favor para despegar. 


Si tienes la carga por algún emprendimiento que hasta ahora ha estado postergado porque consideras que no tienes lo suficiente a tu favor para empezar, quizás tengas que considerar el hecho de que muchas veces el viento en contra es el que ayuda a que las ideas despeguen más alto y permanezcan más tiempo que un viento a favor.


No desfallezcas si por ahora la adversidad sopla con más fuerza en contra, solo hace falta establecer la confianza del proyecto en las manos de Dios y empezar a caminar adelante, con la mirada puesta en Jesús, el autor y consumador de la fe.

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