miércoles, 25 de septiembre de 2013

MARCADO POR LA LEALTAD



¿Cómo te sentirías si tu carro te dejara tirado cada tercer día?


¿Cómo te sentirías si la alarma de tu casa fallara ocasionalmente?


¿Cómo te sentirías si el aire acondicionado de tu casa dejara de funcionar durante el verano?

La fidelidad es la fundación para las relaciones interpersonales ya que nos brinda estabilidad y seguridad.

Desafortunadamente, la fidelidad, y palabras parecidas como compromiso, lealtad, confianza, fiabilidad ya no son consideradas como algo esencial.

De hecho, si nuestro diccionario fuese actualizado en los próximos años, encontraríamos la siguiente definición para la palabra fidelidad:

“Una característica en un momento valorada por el ser humano la cual ya ha dejado de existir”.


La característica de la lealtad ciertamente es un elemento que hace falta en nuestra sociedad el día de hoy.

Hoy por hoy, los matrimonios se desmoronan por falta de fidelidad. Los acuerdos entre socios se rompen por falta de lealtad y las amistades terminan en amargura por falta de lealtad.

Como puedes ver, donde no hay lealtad; hay dolor. Y qué triste porque todos apreciamos la lealtad y la fidelidad por eso nos pesa tanto cuando no la tenemos.

Es por eso que la fidelidad es demostrada realmente durante la dificultad.
 

La adversidad separa a los habladores de los hacedores.

Los momentos difíciles separan a los que prometen de los que cumplen. 

La marca de la lealtad es mantenerse fiel cuando las probabilidades no son muy buenas.

La marca de la lealtad es rehusarse a huir cuando el mundo se viene encima.

Sí, el coste es alto pero las recompensas son incalculables y eternas. Por eso Dios quiere cultivar la lealtad en nuestras vidas.

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