miércoles, 30 de abril de 2014

LA PIPA DE LA PAZ - Por: Telma Cespedes



Tal vez escuchaste acerca de “La Pipa de la paz”, ésta era una forma de sellar un tratado o acuerdo de paz entre los indios, caciques y comanches de las tribus. Los jefes firmaban así un tratado de paz que había comenzado a considerarse cien años atrás, cuando las tribus guerreras de los comanches habían decidido hacer la paz entre ellos. 


El disparo de rifle, hecho por un indio desconocido, había dado fin con todas las negociaciones y se había desatado otra vez la guerra entre las tribus.


Después de un siglo, y tras haber pasado por cambios en la historia de los indígenas, los caciques culminan el tratado y fuman juntos la pipa tradicional, la pipa de la paz.


En esto podemos observar que el perdón que daban era sólo de palabra y por un acto simbólico, no lo hacían sinceramente, pues nadie perdonaba, sólo declaraban una supuesta paz entre ambos.


Si al fumar la pipa de la paz con otras personas, todos los malos entendidos, agresiones, la traición y el dolor provocado se podrían arreglar, se fumaría una pipa de la paz entre esposos distanciados, también lo harían entre padres e hijos, entre jefes y empleados, entre naciones, etc. y así lo harían todas las personas que estén peleadas y distanciadas por alguna causa.


Tal vez hasta ahora has estado dando el perdón como la pipa de la paz, sólo de dichos, pero no de corazón y es que no se puede dar perdón solo de palabra o con algún acto simbólico, si no con sinceridad y con el corazón abierto.


Hoy te puedo asegurar que sí se puede tener paz, pero solamente cuando Jesucristo reina en nuestra vida. Cristo es quien da la paz a cada persona, primeramente debemos tener paz con Dios y después con los demás, porque cuando el hombre alcanza la paz con su Padre puede comenzar a establecer la paz con el prójimo.


Hoy te invito a entregar tu voluntad, tu corazón, toda tu vida a Jesucristo, ese será el punto de partida para una reconciliación en tu familia, matrimonio, etc. Invita a Dios para que te libere de todo rencor, falta de perdón y odio; permite que ponga paz a través de su amor.


Comienza a dar perdón, no como la pipa de la paz, si no como Jesucristo nos enseñó y lo hizo con nosotros, de corazón y sinceramente.

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