miércoles, 30 de abril de 2014

NO HAY LUCHA QUE NO CANSE


A veces, se nos hace duro pensar que la vida es una continua lucha. Cuando éramos chicos, debíamos vencer la pereza y falta de voluntad para cumplir con los estudios; como padres, el esfuerzo dura muchos años por la formación de nuestros hijos…por hacer de ellos personas de bien; como esposos, debemos procurar la felicidad conyugal desde el día del matrimonio…hasta que la muerte nos separe. 


Como hijos de Dios, debemos luchar todos los días de nuestra existencia para lograr la vida eterna.

Pero cada victoria que conseguimos nos llena de felicidad, nos hace mejores, y nos prepara para la siguiente. No faltan los fracasos y el desánimo, pues no siempre ganamos, pero lo importante es que nos levantemos y sigamos adelante.

¿Dónde conseguimos la fuerza para continuar? Dios nos da su gracia y su amor a diario; en la Misa, en los Sacramentos, en la Oración; no la desperdiciemos. Iniciemos cada día nuestras luchas confiados en el Señor, preocupándonos de los demás, pensando en la felicidad de los que nos rodean…Él no abandona a sus hijos.

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