La educación de los niños y niñas es una experiencia única y maravillosa que nos transforma a todos los que tomamos parte en la misma. Educar a los hijos puede ser divertido y deber serlo.
Actualmente el ritmo de vida actual, y el estrés del día a día hacen que, en muchas ocasiones traspasemos ese estrés a la educación de nuestros niños y niñas. Nos olvidamos del fin mismo del proceso educativo y nos metemos en un proceso de exigencias, exigencias a nosotros mismos y a nuestros hijos, nos exigimos y les exigimos horarios, ritmos, notas, metas que lograr.
En todo este alboroto nos olvidamos del proceso mismo de educar, nos olvidamos de lo más importante del niñ@. No podemos olvidar que educar a los hijos puede ser divertido.
Educar a los hijos puede ser divertido
Educar es impulsar el desarrollo de nuestros niños y niñas y hacen que lleguen a ser en todo su potencial. La educación es un proceso en el que intervienen varias personas, el que es educado y el que educa. Sin embargo, este es un proceso bidireccional, repleto de experiencias de aprendizaje, donde todos aprendemos. En la educación no solo aprende el niñ@ que es educado. La persona que educa se desarrolla y se transforma a sí misma, por lo tanto también está aprendiendo.
Para que el proceso educativo sea óptimo es importante dejar de lado las concepciones tradicionales, o las concepciones actuales que convierten la educación de nuestros niños y niñas en una carrera de fondo, de la que es imposible disfrutar.
El proceso educativo tiene lugar en el seno de la relación entre dos o más personas y por lo tanto se nutre de esa relación. Esta relación debe darse en un clima positivo, que permita y potencie el desarrollo, en un clima de confianza y de disfrute para todas las partes.
Educar a los hijos puede ser divertido, pero para ello debemos prestar atención a determinados aspectos que comúnmente quedan relegados en un segundo plano.
¿Por qué educar a los hijos no siempre es divertido?
La educación deja de ser divertida cuando nos alejamos de su verdadero sentido, cuando desnaturalizamos el aprendizaje y el proceso educativo. Cuando el proceso de educación deja de centrarse en el niño/a y en su ritmo natural de desarrollo y comienza a prestar más atención a las metas que se deben alcanzar, convertimos la tarea en una ardua labor que suele complicarse.
Si la educación se convierte en una carrera de obstáculos que debemos ir salvando en un tiempo record, para los niños y niñas se convierte en algo arduo y para los adultos también. Educar a los hijos puede ser divertido, si no nos alejamos del proceso.
Consejos para educar a los hijos de una manera divertida.
Educar a los hijos puede ser divertido, para ello veamos algunos consejos.
- Céntrate en el niño/a y en sus propios ritmos de aprendizaje y desarrollo.
- Deja las metas a un lado y preocúpate de atender al niño/a.
- Trata de disfrutar del tiempo que dediques a la educación de tus hijos e hijas, míralo no como una obligación, sino como un valioso tiempo y experiencias que compartiréis.
- Acompáñate del buen humor, aprovecha la risa, las bromas, etc., ríete con ellos. Te servirá para distenderte y ayudará a fortalecer los lazos afectivos además de potenciar el desarrollo y el aprendizaje.
- Deja los problemas y preocupaciones a un lado y preocúpate por disfrutar el presente.
- Busca experiencias divertidas para hacer todos juntos.
- Acompáñate del juego para educar y enseñar y juega con ellos.
- Emplea cuentos e historias, son otro valioso recurso educativo.
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