martes, 10 de diciembre de 2013

SECANDO LAGRIMAS



Cuando un bebé nace es un gran motivo de alegría para los padres y para todos los demás familiares. El nuevo integrante de la familia, con sus encantos va robando el corazón de quienes pasan tiempo con él o ella.

¿Quién no se ha encontrado con una criatura que le ha hecho piruetas o ha hecho gestos o ruidos particulares que han causado gracia y ternura? La particularidad de ellos es la gracia natural que tienen.

Pero así también uno siente tristeza cuando ellos se sueltan en llanto ante un dolor, una molestia o cualquier cosa que los inquiete. Como aún no se pueden comunicar por medio de palabras, los padres poco a poco van diferenciando sus gestos y llantos, van reconociendo lo que los provoca y suplen su hambre, sueño o malestar entre otras cosas. Así como los padres aman a sus hijos y muchas veces lloran con ellos, también se sensibilizan mucho más cuando ven a otro bebe o niño llorar.

En mi poca experiencia de tía, he llegado a sentirme con más empatía con las mamás, en especial cuando veo que un pequeño niño o bebé en llanto. Antes era indiferente y hasta creía que solo lloraban por capricho, lo cual era un pensamiento equivocado. Ahora con esta experiencia personal creo que un bebé es lo más hermoso y su llanto el más conmovedor.

Dice 2ª Corintios 1:4 “Él (Dios) nos consuela en todas nuestras dificultades para que nosotros podamos consolar a otros. Cuando otros pasen por dificultades, podremos ofrecerles el mismo consuelo que Dios nos ha dado a nosotros”
Te puedes conmover con las lágrimas de un bebé pero Dios se conmueve más aún porque ve con claridad nuestro dolor y lo maravilloso es que le importas tanto que te consolará para que, así también, transmitas lo que has recibido a otros que pasan tu misma necesidad.

Creo que todos los bebés o niños sienten el amor de sus padres, no sólo porque suplen todas sus necesidades básicas sino porque están ahí siempre para reconfortarlos con su amor.

¡Tu Padre celestial te ama y te consolará en cualquier circunstancia, Él secará tus lágrimas!

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