Sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque éste determina el rumbo de tu vida. Proverbios 4:23 (NTV)
Nuestro corazón es la parte más sensible de todo nuestro ser, cuando éste deja de latir, dejamos de existir.
La Palabra de Dios nos manda a cuidarlo y guardarlo sobre todas las cosas, porque es engañoso y porque en determinados momentos de nuestra vida. En ocasiones tratamos de llenar el vacío que sentimos con una persona, una profesión, un trabajo, el éxito, la fama, el dinero, etc., sin darnos cuenta que solo Dios tiene la forma de ese vacío y que su presencia nos hace sentir plenos y completos.
Podríamos compararlo con un cofre, en el cuál guardamos todo aquello que es valioso para nosotros, pero al enfocarnos en cuidar cosas que solo nos ofrecen una alegría momentánea, terminamos descuidando el tesoro más valioso que tenemos dentro de él, a Jesús.
Las dificultades de la vida y los afanes, pueden hacer que nuestro corazón se desvíe de lo eterno, nuestra relación con Dios; en esos momentos recordemos lo que dice Deuteronomio 6:5 “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas”.
Si por algún motivo perdiste tu tesoro, déjame decirte que aún puedes recuperarlo, no existe nada ni nadie que pueda impedírtelo, solamente tú. Deja atrás el pasado y decide empezar de nuevo, tenemos un Dios Todopoderoso que no conoce imposibles y que está dispuesto a perdonarte si tan solo reconoces que lo necesitas en tu vida.
¡Si Dios está a tu lado, tú tienes todo lo necesario para levantarte y continuar!
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