Los cincuentones pueden sentirse motivados a cambiar de vida si no están a gusto con ella. Hay tácticas y soluciones importantes.
En todas las décadas de la vida los seres humanos, hombres o mujeres, tienen crisis de la edad. Mientras a algunos los deprimen, a otros les dan fuerza para enfrentarlas y dejarlas pasar.
Sin embargo, la crisis de los 50, una etapa en la que no se está ni tan joven ni tan viejo, es la que realmente hace tambalear a la persona, porque tiene que ver con la autovaloración personal.
La madurez provoca que el cuerpo empiece a cambiar, no solo en la textura de la piel o el funcionamiento de los órganos, sino en la forma de pensar y de hablar.
¿Pero cómo saber si le está afectando? Sencillo, agrega, la persona deja de querer vivir. Si le gustaba ser activa, participar en grupos sociales o religiosos, de pronto se apaga y ya no quiere salir a disfrutar de la vida.
Esto significa que está atravesando por una depresión reactiva o pasajera que si no se la atiende, puede traer trastornos.
Incluso a nivel familiar, en su relación con la pareja, piensa que ya le está disminuyendo la libido y que por eso las relaciones sexuales no son tan seguidas. También desea tomar un seguro de vida o ya no quiere viajar tanto porque siente temor.
Asimismo, dice la doctora, psicóloga clínica, educativa y terapeuta familiar y de pareja, la crisis de los 50 aparece en algunas personas cuando sus expectativas de vida no las cumplieron o quedaron sueños sin cristalizarse ante el hecho de haberse casado o por la llegada “inesperada” de un hijo
Y en la parte social, dice, comienza a cerrar su círculo de amigos y mantiene el vínculo solo con unos cuantos; y en cuestión de seguir estudios piensa que es un desperdicio invertir dinero, porque cree que hay un tope y que a su edad ya no puede alcanzar una maestría o un Ph.D.
Igual sucede cuando llega la etapa del nido vacío, cuando los hijos deciden alejarse de su familia de origen por diversas razones, como estudios, trabajo, independencia o creación de nueva familia.
La crisis también puede ser por desmotivación laboral, por realizar un trabajo que poco le agrada o porque el dinero no le alcanza para cubrir la canasta básica y la educación de sus hijos.
Origen del problema
El problema de por qué algunos hombres o mujeres sufren la crisis de los 50 años, explica Aguirre, tiene su origen en su construcción como ser humano durante todo su proceso de vida.Si fue sana, al existir un equilibrio en la forma de verse a sí mismo, es decir, que posee una buena autoestima, aunque esté consciente de que está perdiendo un poco la motricidad o la elasticidad de la piel, lo tomará como algo propio de la edad y pensará en las soluciones para ayudarse a tener una mejor calidad de vida, como, por ejemplo, hacer ejercicios, mejorar su alimentación, ir al médico, o querrá continuar preparándose intelectualmente.
Pero quien tiene baja autoestima porque siempre fue criticado, recriminado, censurado, burlado o nunca valoraron lo bueno que tenía, sino que resaltaron lo negativo, ya sea en la escuela, colegio, universidad o en las relaciones familiares, al llegar a la etapa de los 50 experimentará una seria crisis.
“Sus pensamientos, ideas y creencias hacen mella o eco en sí mismo. Generalmente dicen: ‘Yo no necesito un traje nuevo porque a mi edad ya no lo voy a lucir; no debo viajar, mejor que mis hijos lo hagan, porque yo ya viajé; o para qué arreglarme... ¡para quién!’”.
La construcción de su personalidad es tan débil que en lugar de generar en la etapa de los 50 un crecimiento mayor para tener criterios de madurez y aplicarlos, entra en crisis, actúa con amargura, es perfeccionista, juzgador o disociador en su lugar de trabajo.
Esta crisis, dice Gómez, no tiene relación con la activación o falta de alguna sustancia en el cerebro, sino con la manera de procesar los pensamientos o la información que llega a su computadora mental.
Cualquier crisis produce un cambio en el ser humano y este no está preparado para afrontarlo. En la de los 50, como es existencial, le afecta dependiendo de cuáles son las circunstancias por las que está atravesando: duelo, separaciones o enfermedades, entre otras.
“El problema radica en que el ser humano no se prepara para pasar por las diferentes etapas evolutivas, como ser bebé, niño pequeño, adolescente, adulto joven, adulto mayor o llegar a la tercera edad. Esa es una de las razones por las que aparece esta crisis, al no saber qué pasa, qué se debe hacer, cómo se la debe afrontar, y otras personas ni siquiera tienen idea de que están pasando por esto”.
Sublimarse o reafirmarse
Cuando algunas personas están en la etapa de los 50 años, dice el psicólogo, sienten que la vida no es tan útil para ellas. Experimentan inseguridad, soledad y necesitan ser reafirmadas y aceptadas, es decir, escuchar frases como ¡te queda bien ese traje!, ¡luces estupenda! o ¡amigo, te ves más joven y varonil!Otras, en cambio, buscan sublimarse, es decir, hacer algo para evitar caer en desgracia por la crisis o quieren viajar como una huida y escape, ya que no soportan la rutina de la vida y quieren estar donde nadie los conozca ni los cuestione.
O quizás estudiar un idioma, no porque quieren hablarlo, sino porque no le encuentran sentido a la vida. “Esta sublimación, hasta cierto punto, evita que caigan en la depresión o neurosis”, asegura Aguirre. También, agrega, hay quienes buscan reafirmarse y ser admirados para que la gente no los vea como viejos.
Por eso prefieren relacionarse con personas más jóvenes. Hacen deporte, bajan la barriga, van a un gimnasio, salen a bailar seguido, se compran cremas, se someten a cirugías estéticas...
Incluso, los hombres buscan aventuras fuera del hogar con mujeres menores y sin compromisos, porque a sus parejas las ven mayores.
Sin embargo, dice Aguirre, esa reafirmación y ese deseo de ser admirados no se da en todos, sino en aquellos que no tienen una sana autoestima y creen que deben vivir de esa manera. Pero quienes tienen una sana autoestima, se estiman y estiman a su pareja.
Reordenar la vida
Cuando se está en la etapa de los 50 años, menciona Aguirre, las personas tienen que reordenar algunos detalles de su vida en relación con los estudios, con la vida en familia, con los viajes e incluso con los hobbies, porque ya no se es tan joven ni tampoco tan viejo.“Significa ponerlos en prioridades, basados en qué es lo que se necesita y cuáles se tienen que dejar”.
Alguien, por ejemplo, que nunca ha hecho ejercicios debe empezar a practicarlos, pero antes tendrá que asistir al médico para que le haga un buen plan de actividad. Es decir, hay que hacer lo que le conviene de acuerdo con la edad mediante un chequeo médico.
También, refiere, es importante bajar el ritmo de actividades. Muchos cincuentones siguen en activismos, es decir, están metidos en cualquier actividad gastando el tiempo.
Hay que vivir más relajados, tener respiros, compartir en familia y apoyarse para poder saborear y disfrutar lo que hay alrededor.
Además, dice Gómez, hay que concienciar que a los 50, si bien algunas mujeres dejaron de menstruar, por la llegada de la menopausia, en algunos casos el deseo sexual en ellas aumenta, sobre todo, porque no temen quedar embarazadas. “Se sienten cómodas disfrutando de su sexualidad sin el control de preservativos o pastillas que les causaban síntomas colaterales en algunas ocasiones”.
En cambio, dice el urólogo César Merino, los hombres entre los 55 y 60 años entran en la andropausia por la deficiencia de la hormona testosterona. “Tienen un poquito de inestabilidad emocional, insomnio, depresión, cansancio y comienzan a perder la erección fácilmente. Por eso se asustan, quieren dar más y se buscan mujeres más jóvenes. Pero la solución está en la reposición hormonal”, asegura.
Gómez agrega que las personas que están en crisis es conveniente que reciban terapia familiar y/o de pareja, porque ayuda a resolver por lo menos el 50% de las situaciones difíciles de manejar, como la baja autoestima, la falta de comunicación o padecer angustia, ansiedad, depresión, estrés, infidelidad, crisis del nido vacío, falta de perdón.
“Al enfocar estos aspectos desde otra perspectiva es posible superar esta etapa y entender que el mundo no se termina, que la vida sigue, que los cambios son buenos, que es hermoso vivir la vida de otra manera, que se sigue estando vivo o viva, que se siente, que se desea y que se tienen sueños. Lo cual significa aprender a vivir con su realidad de la mejor manera posible”.
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