LAS CICATRICES ENSEÑAN, LAS CARICIAS TAMBIEN....

Las cicatrices nos enseñan que el pasado fue real. No es fácil aceptarlas pero forman parte de nosotros y como tal, han de asumirse. El modo en que lo hagamos nos permitirá poder enfocar la vida de un modo u otro, gestionar en esencia nuestra existencia de un modo óptimo o por lo contrario, arrastrar sin saberlo pequeños traumas. Poner en nuestra balanza las buenas y las malas experiencias es siempre un buen modo de valorar nuestro trayecto vital. Nos hacen comprender que lo que somos en este momento, deriva tanto de lo positivo como de lo negativo. Las pérdidas, los sufrimientos, los errores nos cincelan, pero nuestro ser y nuestra personalidad también está determinada por el afecto que hemos dado y que hemos recibido. No hay mayor aprendizaje que el que reciben los niños pequeños en su transcurso vital a través de sus padres. Una sola caricia , por ejemplo, estimula la unión de un sinfín de neuronas en el cerebro del bebé, favoreciendo su desarrollo y aportándole seg...