martes, 20 de agosto de 2013

LAS PERSONAS FRACASAN A PROPOSITO - Por: Camilo Garcia




Puedes estar pensando, ¿quién en su sano juicio fracasa a propósito? Sin embargo, cuando te enteras que el 90% de los negocios fracasan antes de los primeros cinco años, que uno de cada dos matrimonios terminan en divorcio, que el 85% de las personas no han ahorrado para su retiro, o que ocho de cada diez personas manifiestan que su trabajo no los motiva ni los entusiasma, comienzas a pensar que es como si la mayoría de la personas, a propósito se hubiesen propuesto fracasar.

La realidad es que son más las personas que fracasan que las que triunfan.

Ahora bien, ellas no planean su fracaso, el problema es que tampoco planean su éxito, y al no planear su éxito, de por sí están planeando su fracaso.

¿Cuál es el factor que con mayor frecuencia las sentencia al fracaso? 
Algunos creen que es el factor “suerte”. Según ellos, la suerte juega un papel vital en el logro del éxito. Si no está de tu lado, no hay nada que puedas hacer. 
Otras se quejan de no poder hacer todo lo que quieren debido al factor “tiempo”. Para ellas, la falta de tiempo suficiente para lograr todo lo que ambicionan parece ser una gran limitante en sus vidas. 
Otros más creen que la verdadera razón de su fracaso ha sido el factor “dinero”. “Plata llama plata”, dice el dicho, y si no la tienes desde un principio la posibilidad de conseguirla es muy pequeña.

Y así, hay muchos otros factores que parecen influir considerablemente en la capacidad para lograr el éxito: Educación, oportunidades, tiempo, conocimiento, etc. 
Todos ellos indudablemente importantes pero, como he podido descubrir por medio de la lectura de la Biblia, ninguno absolutamente indispensable para triunfar. 
Piensa, por ejemplo, que muchas personas con poca o ninguna educación escolar triunfan mientras otras con largos años de preparación y estudio no logran salir adelante, o que empresarios con suficientes recursos económicos fracasan en los negocios, mientras otros construyen grandes empresas habiendo empezado con escasos recursos.

¿En qué consiste? ¿Te has puesto a pensar cómo transcurriría tu día si antes de llevar a cabo la multitud de actividades que suelen ocupar cada minuto del día, pudieras determinar con certeza la actividad que agregará mayor valor a ese día; ¿Cómo afectaría tu productividad personal el poder enfocar en ella todo tu esfuerzo, eliminando la multitud de trivialidades innecesarias que congestionan tu día?

Lamentablemente la mayoría de nosotros vive una realidad muy distinta, actuamos sin saber si lo que estamos haciendo nos está acercando a nuestras metas o no, y al final de cada jornada, exhaustos por la cantidad de tareas, quehaceres y diligencias que han ocupado cada segundo de nuestro tiempo, nos preguntamos: “¿Qué hice hoy?” ¿Fracasé o tuve éxito?

La diferencia entre el fracaso y el éxito está en prepararnos, esperar, confiar y depender de Dios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario