martes, 3 de septiembre de 2013

ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE - Por: Camilo Garcia



Nuestra calidad de vida es el resultado de nuestros hábitos y estos, a su vez, son el producto de nuestras acciones. Sin embargo, toda acción va precedida por un pensamiento y una de las consecuencias de los pensamientos que albergamos en nuestra mente es la secreción de hormonas, desde glándulas como el hipotálamo y la pituitaria. Éstas se encargan de transmitir mensajes a otras partes del cuerpo. 


Por ejemplo, si tenemos pensamientos hostiles y de enojo, nuestro corazón se acelera, sube la presión arterial y la cara se sonroja. Los sentimientos de ira, enemistad, resentimiento, depresión y tristeza, debilitan el sistema inmunológico del cuerpo y favorecen la aparición de las llamadas enfermedades Psicosomáticas.

Nadie puede negar que existe una relación entre nuestra salud y nuestra actitud mental. Una actitud positiva, un alto grado de motivación y entusiasmo crean las condiciones apropiadas para el desarrollo de una buena salud, una buena digestión y el desarrollo normal de los procesos metabólicos del cuerpo

Los pensamientos positivos como el entusiasmo y el amor producen un flujo de neurotransmisores y hormonas en el sistema nervioso central, que estimula, da energía al cuerpo y crea las circunstancias propicias para el mantenimiento o restauración de una buena salud. Cada uno de nosotros es, hasta cierto punto, responsable por el nivel de salud del cual estemos disfrutando.

¿Se ha dado cuenta cómo aquellas personas que constantemente se quejan por todo, generalmente son las mismas que suelen enfermarse con más frecuencia? Martín Seligman, profesor de la Universidad de Pennsylvania, asevera que el sistema inmunológico de la persona pesimista y negativa no responde tan bien como el de la persona optimista y positiva.

Una actitud triunfadora y perseverante no sólo nos puede ayudar a alcanzar nuestras metas, sino que en muchas ocasiones puede ser la diferencia entre la vida y la muerte. 


Un grupo de investigadores del hospital King´s College de Londres, realizó un estudio con 57 pacientes que sufrían de cáncer del seno y que habían recibido una masectomía. Siete de cada diez mujeres de aquellas que poseían un “espíritu de lucha”, diez años más tarde aún tenían vidas normales, mientras que cuatro de cada cinco de aquellas personas que en opinión de los doctores “habían perdido la esperanza”, poco tiempo después de haber oído su diagnóstico, habían muerto.

La buena noticia es que la Biblia nos enseña que tenemos que renovar nuestra mente (cambiar nuestra forma de pensar) y vestirnos del nuevo hombre creado según Dios: Efesios 4: 22-24 (NT)

Este versículo nos habla de una manera o estilo de vida que se tiene antes de ser nuevas criaturas en Cristo Jesús y se nos da las salidas o soluciones para que este antiguo estilo de vida sea transformado al de la imagen de Dios.

Tú puedes cambiar hoy tu actitud y el efecto negativo que ésta ejerza sobre tu salud física. Empiece por modificar la clase de pensamientos que mantiene en tu mente. Piensa como Jesús, tu vida puede depender de ello.

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