viernes, 8 de noviembre de 2013

LA PASION INSPIRA



Cuenta la historia, que había llegado el tiempo de competencias en la ciudad. Y en la universidad principal, todos los atletas estaban listos para poner un pie en esa pista y ganar esa carrera, para lo cual se habían preparado todo el año.

Su corazón se aceleraba cada vez que pasaba cerca de esa pista. Desde muy chico correr había sido su pasión y competir su único anhelo. Gracias a eso es que hoy el podía estudiar en la universidad y había llegado tan lejos viniendo de la granja de sus padres.

Jorge, era un joven flaquito pero apasionado en todo lo que emprendía, y estaba lleno de vitalidad. También, le faltaban los brazos.

Eso no le había impedido ser quien había sido llamado a ser. Y él sabia que tenía limitaciones, ya que nunca fue capaz de hacer cosas que sus compañeros si, pero su pasión era más grande.

Llegaron todos los ex alumnos de esa universidad, y entre ellos, un ex “chico popular” que ahora era pastor, con toda su familia: Su esposa y sus 5 hijos.

La carrera fue corta pero llena de emociones, la ansiedad por ver quien de todos estos corredores ganaría era tan grande que no podían permanecer sentados.

Jorge tenía muy pocas posibilidades, y pocos votaron por el.

Casi llegando a la recta final, la atención de todos en el publico se canalizó en un hecho que seria histórico. Jorge avanzaba con determinación y en cuestión de segundos paso a la multitud, y se posiciono cuarto. Las manos sudorosas de los espectadores hizo que todos se pusieran de pie para ver lo que acontecía. Jorge paso al tercero. Nadie podía permanecer callado, comenzó una ovación a su favor y su sueño se estaba convirtiendo en realidad. Jorge pasó al segundo, y en los últimos pasos, GANÓ LA CARRERA.

La ovación fue tal, que todos los que acudieron ese día aún lo recuerdan.

Minutos después, el pastor y su familia fueron a tomar limonada en un costado del recinto. Allí mismo apareció Jorge.

Uno de los hijos, un niño de 5 años, miro a su padre y le dijo: “Papi, este hombre no tiene brazos”.

El padre preocupado por lo que haría su hijo le dijo rápido y entre labios ” No hijo, ya sé. ” Y luego se volteo.

Al regresar la mirada vio que su niño había metido sus brazos dentro de su franela y gritaba “¡Yo tampoco tengo brazos, Soy como él!” con una sonrisa en su cara.

Para el niño, lo único que brillaba era la pasión con la que Jorge hacia lo que amaba. Y su discapacidad quedaba tan disminuida por la misma pasión que el niño era capaz de imitarla con tal de ser como él.

LA PASIÓN, INSPIRA.

VIVE CON PASIÓN.

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