jueves, 6 de febrero de 2014

TRAMPA


En uno de los viajes misioneros que hizo John Wesley, se encontró con un hombre que hacía un caminito entre las rocas y la tierra, además de hacer otra cosa que le parecía muy extraña con las ramas de un árbol.

-¿Qué estás haciendo? - le preguntó el misionero.
-Una trampa para conejos- respondió el otro hombre.
-Pero, ¿dónde está la trampa?”- volvió a preguntar con una cara sonriente.
-“¡Ah!, la trampa no la pondré sino hasta dentro de dos semanas. 


Primero estoy arreglando el caminito de modo que los conejos se acostumbren a él. Por ejemplo, hoy por la noche vendrán y tendrán temor de pasarlo; pero mañana se acercarán más y poco tiempo después, uno de ellos lo cruzará, después caminará por él. Pocas noches después se familiarizarán y lo usarán frecuentemente sin ningún temor. Entonces pondré la trampa entre las ramas y después comeré conejo todos los días”.
 

-“Entendí”, contestó Wesley y agregó: -“Estás usando la misma táctica que Satanás usa con los cristianos. 

Primero los atrae a algo que da la impresión de no hacer daño y cuando adquieren confianza, él los atrapa y termina destruyéndolos”.
 

En nuestro diario vivir una de las trampas más sutiles que él ha perpetrado en contra de los creyentes, es una constante invitación a entrar en un estado pacifista. De repente uno comienza a practicar algunos pecados considerados pequeños y al ver que aparentemente no han causado ningún daño, uno los vuelve a cometer una y otra vez, y sin darnos cuenta, poco a poco caemos en una trampa mortal.
 

La verdad es que gran parte de la culpa la tenemos nosotros mismos, al olvidarnos que estamos en una lucha constante. El infierno no descansa, pero en ocasiones los creyentes solemos disfrutar de muchos descansos espirituales.
 

La Biblia advierte: “Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil”. Marcos 14:38
 

Aún Jesús estando con sus discípulos, les pidió que no dejaran de orar y de estar atentos, porque el enemigo en tiempo de guerra, solo está esperando una oportunidad para atacar con toda su furia.
 

No bajes la guardia, no dejes de orar y escuchar la palabra de Dios, de esa manera siempre contarás con las fuerzas para decirle “NO” a cualquier tentación.
 

Pero si por un descuido de tu parte, tienes un resbalón o una caída, ten la seguridad que Dios con toda su fidelidad y misericordia, está dispuesto a ayudarte. Solo tienes que reconocerlo en tu vida.
 


No hay comentarios:

Publicar un comentario